domingo, 4 de diciembre de 2016

Cómo acampar bajo la lluvia y no morir en el intento

Recientemente planifiqué una excursión con tres amigas con la idea de acampar en un castañar de Málaga. Días antes de que comenzara el pequeño viaje el pronóstico de lluvia dijo que nos iba a caer una tromba de agua enorme. Tras un pequeño referéndum decidimos proseguir con el plan, tras diseñar nuestra manera de no mojarnos y pasar la noche bajo la lluvia. Aquí os reúno una serie de consejos, basados en lo que pude aprender, para que podáis acampar con lluvia sin mojaros (mucho jeje). Tutorial en vídeo por aquí --> hola.

Cómo mantenerte seco mientras andas

  1. Botas de agua. Este tipo de calzado es muy barato, resistente y de caña alta. Las botas de montaña baratas no suelen ser impermeables y además son más caras, así que decidimos todos comprarnos de estas. Las mías me costaron 9,99€ en decathlon.
  2. Poncho. Cubre la mochila y tu torso a la vez. También puedes encontrarlo en decathlon por un precio ridículo. Si en lugar de hacer senderismo viajas en bici o en moto es preferible un chubasquero impermeable más ajustado, para que no se levante con el aire.
  3. Pantalón impermeable. El poncho llega a cubrir hasta debajo del culo, pero parte de los muslos quedan al descubierto. Con este pantalón ya quedas completamente resguardado y te ahorras salpicaduras y agua que pueda chorrearte del poncho.

Buscar refugio para acampar

  1. Busca un techo, natural o artificial bajo el que montar la tienda. Si vas por la carretera es medianamente fácil encontrar gasolineras, casas abandonadas o algún sitio donde pedir permiso para acampar. Si estás en medio de la naturaleza nunca acampes bajo los árboles más altos, si la tormenta es eléctrica son los más susceptibles de que les caiga un rayo.
  2. Espera a que escampe. Si definitivamente no hay ningún sitio lo suficientemente grande bajo el que montar la tienda, refúgiate como sea para esperar a que deje de llover o disminuya la cantidad de agua.
  3. Monta la tienta a cámara rápida. Si no va a dejar de llover, prepara en tu cabeza las instrucciones para armarla en pocos minutos y evitar que se moje el interior en exceso. Luego puedes pasar una toalla o una camiseta usada por el suelo para absorber el agua que haya entrado. Obvio decir que la tienda debe ser impermeable (hoy en día el 99% lo son). ¡Y QUE NO SE OS OLVIDE METER TODO DENTRO Y CERRAR TODO!

Nosotros usamos como campamento base este parque infantil. Nuestra idea había sido acampar en el castañar pero el terreno era demasiado escarpado e incómodo, así que volvimos aquí, donde además teníamos las casetas de juego donde refugiarnos, guardar cosas o cocinar. Hicimos un poco de trampa. Tengo vídeos del viaje en YouTube, por si os interesan --> clic aquí.

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domingo, 20 de noviembre de 2016

GoPro como cámara de viaje [pros y contras]

En mi propósito de darle caña al blog se me ocurre escribir sobre la marca GoPro y las cámaras que fabrica. Yo mismo grabo con una de ellas cuando me voy de viaje. La mía es el primer modelo que salió al mercado (un poco patata actualmente), pero yo voy a hablar de todas en general, con sus ventajas y desventajas.


martes, 15 de noviembre de 2016

Qué busco con el blog

Tengo poco tiempo y este post será cortito, pero quiero expresarme en voz alta.
Reflexiono a menudo sobre el rumbo de mi blog y mi canal de youtube como reflejos de mi vida y mis proyectos de presente y futuro. Como comento en mi primera entrada, el blog empezó como una especie de medio de opinión y ahora es un galimatías de cosas que no sabría resumir. Pero principalmente me centro en viajes

¿POR QUÉ?

Primero porque viajar es una de las cosas que más me gusta hacer y además porque quiero usar el blog como una herramienta con la que complementar mis vídeos en youtube. Allí no tengo minutos suficientes para expresar todo lo que me gustaría (nadie vería mis vídeos enteros entonces). Aquí en el blog me permitís más flexibilidad.
Por otro lado, me gustaría también convertir esto algún día en una fuente de ingresos al igual que mi canal de youtube, y los estoy tratando de enfocar a esa temática concreta por la misma razón [veréis publi a la derecha del blog y antes de o durante mis vídeos de YT]. Tanto mi canal como mi blog aún están en pañales y no he llegado a un euro al mes si quiera (por los anuncios). Esto se basa en constancia, material de buena calidad y SEO, según tengo entendido.

 

QUIERO MÁS VISITAAAAAAS


Frecuentemente me frustra el poco tráfico que generan mis contenidos y me planteo si merece la pena todo el esfuerzo. Entonces me recuerdo que realmente lo hago por mí. Antes del blog también escribía sobre viajes y hacía vídeos de mi vida. Pero me los quedaba yo. La única diferencia es que ahora me los curro un poco más y los comparto con vosotros.
No os quitéis importancia. Me alegra muchísimo leer vuestros comentarios, opiniones, ver vuestros "me gusta" en facebook, twitter... me motivan a crear más contenido. Y las críticas constructivas me hacen ver como puedo llegar mejor al público. Al fin y al cabo estoy estudiando comunicación audiovisual y digital. Me debo a mi público.

Tengo que subir una foto para que el post tenga icono. Así que subo esta misma que me gusta mucho, aunque no tenga absolutamente nada que ver con el contenido del post.

Soy yo en el Cabo de Gata (Almería), agarrado a un ancla bajo el agua.
 
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sábado, 5 de noviembre de 2016

Odiseas sobre un Seat Ibiza

Hoy escribo sobre el Seat Ibiza de mi madre, un pequeño bólido que gasta poco combustible y tiene ya 16 años, si no me equivoco. En mi último periplo le sumé 1.300 kilómetros en un fin de semana. Y bueno, se lo tuvo que llevar la grúa. Pero tiempo al tiempo, voy a empezar con el primer problema que tuve con el amigo Ibiza.

Yeims, Facu, Camilo, Marta y Andrea, el equipo Coyote.

 

Con la "L". Primera excursión en coche

Llevaría yo menos de dos meses con el carnet, llevaba la "L" en el cristal trasero e iba con tres amigos hacia Isla Mínima, en busca de los paisajes de la película de Alberto Rodríguez. El camino era de gravilla fina y muy liso, por lo que sin apenas darme cuenta, iba a 80 km/h en un terreno propenso a los derrapes. Espero que mi madre no lea esto. Normalmente cuando veía una curva dejaba que el coche frenase poco a poco con el motor y la tomaba con suavidad. El caso es que hubo una que no vi, a la izquierda, y tuve que pegar un volantazo para no acabar con el coche en un arrozal bastante tupido. Y a lo Fast and furious, las cuatro ruedas se disputaban entre ellas el primer puesto. Iba de lado hacia la barrera de piedra que nos protegía de una caída de un par de metros a un canal seco. Entonces pegué otro volantazo y me fui de lado hacia la barrera de piedra que cubría la otra cara del puente. Ahí ya no recuerdo lo que hice pero debí de pasar bastante cerca. Cuando vi superado el obstáculo tiré del freno de mano y pisé el pedal a la vez. Y frenamos, a un metro salirnos de la carretera y volcar el coche. Dio la casualidad de que habíamos puesto una GoPro a grabar poco antes, así que os dejo el vídeo:

martes, 1 de noviembre de 2016

La pesadilla del autostop

Supongo que muchos de los autostopistas principiantes, como yo, hemos pensado alguna vez que eso de hacer dedo es cosa fácil, que no vamos a tener que esperar más de cinco-diez minutos o que siempre se encuentra un sitio bueno para ponerte y esperar. Mi experiencia me dice lo contrario. Llamadlo mala suerte, mala pinta o mala elección del lugar.

Cuando llevas 2 horas al sol sonriendo mientras pasan los coches.

Empecé con el autostop en Francia este verano. He de decir que el primer día no me fue nada mal y recorrí los 400 kilómetros que separaban Nantes de París en menos de 5 horas.
Cuando quise salir de París me fue de pena. Perdí un día entero y acabé pagando un tren. También perdí más de tres horas otro día cuando intenté recorrer 17km con Pierre, un canadiense que conocí allí. Acabamos por hacer gran parte del camino andando, hasta que, mientras descansábamos derrotados, un grupo de jóvenes se ofreció a llevarnos.

sábado, 8 de octubre de 2016

La peor acampada de mi vida

Normalmente traigo cosas positivas al blog, pero hoy estoy cansado y me apetece contaros algo sobre la peor acampada de mi vida. Fue desastrosa, pero divertida también. Me remonto al principio:

Tres humanos y un perro iban de camino a Capileira, un pueblecito del sistema Penibético, en la región de la Alpujarra (Granada, Andalucía). Salimos en coche desde Sevilla sobre las 16:00, y tras dos horas al volante aproximadamente, nos adentramos en Córdoba, donde queremos descansar un rato, comer algo y pasear por el centro.
En esto que en una de esas calles céntricas y estrechas el embrague del coche hace "ploc". No sé muy bien como explicaros lo que le pasó. En cosa de 20 segundos tenemos a una moto y un par de coches atrás esperando. Nos bajamos el copiloto (Pierre) y yo y empezamos a empujar el coche por la callecita hasta encontrar un desvío más amplio donde apartarnos. Allí compruebo que el pedal ha muerto definitivamente y llamo a la grúa. Es la primera vez que tengo que hacerlo y no sé qué esperar.

La grúa no cabe en la calle y tiene que venir un todoterreno a remolcarme. Carlos (el otro) y Dina (la pastora alemana) se quedan en Córdoba paseando mientras Pierre y yo nos vamos con la grúa a un taller exprés donde tenemos ciertas posibilidades de que lo arreglen a tiempo y podamos proseguir nuestro viaje, aunque varias personas ya nos habían comentado que si el problema era el cable del embrague estábamos listos.
Cuando llegamos al taller eran las 18:45 o así, y el taller cerraba a las 20:00. Eso añadía un poco de presión al asunto, PEEERO tuvimos suerte y era una pieza tonta que solo había que soldar, y sobre las 19:50 estábamos montados en el coche de nuevo por solo 30€.

Cuando recogimos a Carlos y a Dina serían las 20:30, y decidimos a pesar de este percance visitar la mezquita y pasear un poco por el centro de Córdoba, ya que Pierre, canadiense, quizás no tuviera otra oportunidad de hacerlo.
A las 21:00 estábamos en el coche, camino a Capileira (lo decidimos sobre la marcha, solo sabíamos que queríamos acampar en zona de montaña). 3 horas, decía el GPS.
Al poco tiempo tuvimos que parar en una gasolinera y yo, que conducía, me compré una de esas bebidas energéticas explosivas porque me estaba entrando sueño. No creo que sean muy sanas pero son maravillosas en estas situaciones.

Y bueno, la "última hora" consistía en carreteras zigzagueantes de montaña que tardamos casi el doble en cubrir, ya que era completamente de noche, no había más luces que la de los faros del coche y a la derecha se dibujaba la silueta de una caída de muchos metros.
Cuando aparcamos el coche, Carlos sacó dos grandes tortillas que había cocinado su madre con el propósito del viaje. No dejamos NADA. Preparamos las mochilas y nos lanzamos a la carretera que atravesaba el pueblo, esta vez andando. Estaba todo en silencio. Según vimos en el mapa del pueblo había una especie de bosque de castaños donde hubiera estado genial acampar, pero teníamos sueño, una tienda de campaña por montar y tras explorar un par de terrenos cercanos a la carretera, encontramos un camino de tierra que seguir, donde siempre se encuentra algún sitio donde pasar la noche.

Menos mal que me tomo todo con humor.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Estoy en Francia y no sé francés

Ese fue mi primer pensamiento al llegar al aeropuerto de Nantes. No tengo ni puta idea de francés. Parece mentira. Seis años asistiendo a clases de francés en el colegio sin prestar demasiada atención, un par de años largos sin tocarlo y no recordaba nada. Aunque eso nunca había sido un inconveniente a la hora de diseñar el plan de viaje. Me las apaño con el inglés y esperaba que entre eso y el español pudiera comunicarme fácilmente.
A mi favor tenía que el francés y el español son parecidos y si no conoces una palabra quizás puedas entenderla aun así, o ubicarla a través del contexto. La primera oportunidad que tuve para demostrar mis habilidades en francés fue en una tienda de café.
-Mm... bonjour... eh... ¿café nogmal?
(¿Cómo mierdas se decía por favor?)
-¿Café?
-Oui.
-ueouiruirtodfkjgkjfgh
-¿Leche? ¿Milk...? LATTE! CAFÉ LATTE!
(me acordé por los anuncios estos de verano...)
-AHHHHH!
Me dijo el precio, del que ni me enteré y le entregué un billete de 10 euros (acababa de empezar el viaje, mi cartera estaba vacía de monedas y así me libraba de volver a preguntar el precio). Y me clavaron 3,50€ en un café con leche.
-Merci beaucoup -le dije.
-Au revoir! Merci! -me respondió y anoté mentalmente 'au revoir' para decir adiós.
 
Quizás el reto más grande que se me planteaba en el viaje era el autostop. Quería recorrer Francia a base de autostop y nunca había probado eso de 'viajar a dedo'. Entre eso y que no era capaz de encadenar tres frases seguidas en el idioma local...
Bueno, sabía decir "ou est-ce que tu vais?" (¿adónde vas?) y "je vais a Paris" (yo voy a París). Con eso y un poco de ánimo podría cubrir los 400 kilómetros que separaban Nantes de París, pensé.
Por suerte, los tres primeros conductores manejaban el inglés, pero el cuarto, con el que conviví tres o cuatro horas en un coche que apestaba a basura, solo hablaba francés y algo de ruso. Con él conversé de política, actualidad, estudios, países, carreras, trabajos, viajes y rutas... pf. A veces las conversaciones terminaban en un "ce ne est pas grave" (no importa), cuando alguno de nosotros no entendía algo ni para atrás. Me dolía la cabeza del esfuerzo al finalizar el trayecto. Lo solucioné con una comilona en el Subway a las afueras de París.

Lo bueno de los albergues es que, al ser la mayoría de espacios comunes -de hecho normalmente duermes con más personas en la habitación-, conoces a mucha gente y hablas por los codos. Esa misma noche en París, ya de noche, entró uno nuevo en la habitación y tuve que quitar ropa que había dejado en la escalera de la litera. Aprovechando que me había despertado, el nuevo vecino me preguntó de dónde era, hacia dónde iba y ese tipo de cosas. Con medio cerebro dormido le respondí como supe y le devolví algunas preguntas. Él era "parisien", pero nunca me llegué a enterar de la razón por la que dormía en el albergue. Fumaba muchos "joints", eso sí.


Con el paso de los días fui incorporando expresiones a mi diccionario. Mientras esperaba en la cola de un supermercado escuchaba atentamente lo que decían los clientes y el cajero. Cada vez que hacía amig@s frances@s les preguntaba por ciertas palabras y frases para saber si estaban bien dichas. También desarrollé y perfeccioné la habilidad de encontrar españoles e ingleses con los que hablar, así como la creatividad necesaria para presentarme con alguna excusa elaborada y así poder hablar largo y tendido. Cuando viajas solo lo primero que pierdes es la vergüenza.
Una de las cosas que más me frustraban era no poder expresar mi opinión sobre algo cuando las conversaciones trataban algo más trascendente que mi lugar de origen o mi destino.

Me llama mamá naturaleza. Resumo rápido: noté cierta mejoría y aprendí a apañármelas en el día a día con un puñado de frases, pero eché de menos la soltura que tengo con el inglés, así que hoy, he empezado con clases de francés. Con suerte me sacaré el B1 en junio. Y me voy a cenar.

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jueves, 8 de septiembre de 2016

Mi primera vez haciendo autostop

Buenas, amig@s. La vida se basa en experiencias y por eso estoy aquí de nuevo, con el segundo post en la línea de primeros contactos. Empecé con mi primera vez buceando con bombona. Ahora hablo del autostop. Para los que no sepáis lo que es, básicamente se trata de conseguir transporte gratuito en la misma carretera. Buscas un buen sitio e indicas hacia donde te diriges con un cartelito, o simplemente levantas el pulgar hacia arriba, como un like en facebook.

Dado mi escaso presupuesto en mi último viaje por Francia, decidí que el autostop sería uno de los medios de transporte a utilizar, además de la aplicación 'Blablacar' y trenes en caso de emergencia o catástrofe (que las hubo...).

Llegué a Nantes en avión, y, tras pasar una noche en el albergue de la juventud, me levanté con la intención de hacer autostop por primera vez en mi vida. Mi primera vez iba a ser bastante ambiciosa. Quería cubrir los 400 kilómetros que separan a París de Nantes. Y lo conseguí, en apenas 5 horas.

Me levanté sobre las 9 de la mañana, y tras aprovechar a tope el desayuno del albergue, terminé de organizar mi mochila y seguí las indicaciones de mi móvil para llegar andando a París. De esa manera me llevaría a un buen punto en el que plantar mi mochila y mi cartelito. Una vez allí no tuve que esperar más de cinco minutos. Me recogió una chica que me adelantó 10 km y me dejó en medio de la autopista (lo que más tarde confirmé que era ilegal). Aun así, los coches tenían mucho espacio para echarse a un lado y en menos cinco-diez minutos paró otro coche. Spund, si no me equivoco en la escritura, me llevó hasta Angers, unos 100km, y además me obligó a meter en mi mochila un cruasán de chocolate y una lata de Lipton fresquita (como el Nestea). Le recordaré toda mi vida.

Ahora vino lo duro. Tuve que esperar unos 40 minutos en Angers para que me recogiera una pareja de franceses con un perrete muy simpático. Con ellos recorrí unos 20 kilómetros y me dejaron en un pueblo, tras decirme cuál creían que era el mejor sitio para colocarme. Ambos habían viajado mucho haciendo autostop.

Y... de nuevo en menos de diez minutos otro coche paró. Un hombre gordo asomó la cabeza y me despejó el asiento para que me sentase. Quitó varios manojos de llaves, un mapa y una navaja con una hoja de 10 centímetros. Plegó y guardó la navaja en la guantera y... me monté en el coche. Con él cubrí 300 km y llegué directamente a las afueras de París. Era un tipo curioso, al menos: francés, fan de Vladimir Putin, antiamericano, antimusulmán y ateo profundo. También era taurino y me callé sobre ese y muchos temas porque no sabía como defender mi postura en francés, además de porque me estaba llevando en su coche gratis y no quería que me soltara en un descampado por ser antitaurino y darle la bienvenida a los refugiados...

Ventajas del autostop:
Es gratis y además a veces te invitan a comer. Me monté en siete coches diferentes en este viaje y dos veces me invitaron a comer algo. La primera vez el desayuno como os dije y la segunda a ostras. Sí, ostras. Iba yo con Pierre, un aventurero quebequiense de mi edad que había iniciado una especie de vuelta al mundo de un año antes de entrar en la universidad. Conoces gente muy curiosa con eso del autostop... Os dejo su canal de YouTube por si os mola: Y ALLER SIMPLE.

Pierre y yo en Pontorson (cerca del Mont Saint Michel).

Inconvenientes:
No sabes cuánto vas a tardar en llegar a ningún sitio y si pillas un día malo puedes morirte de la pena. Me pasó intentando salir de París y me deprimí un poco. Perdí un día entero y acabé en un tren. Creo que el autostop debería ser el as en la manga del viajero con poco presupuesto. Hay momentos en el que es perfecto como medio de transporte (distancias cortas, entre un pueblo y otro, carreteras locales...) o si no tienes ninguna prisa también es genial, pero en otras ocasiones puede ser un poco rollo.

Consejos:
Según tengo entendido la combinación ideal es una chica y un chico juntos haciendo autostop. Una pareja inspira bastante confianza. Lleva ropa clara y sonríe mientras levantas el dedo. Evita usar gafas de sol, gorras... Que te vean. Y la peor combinación, según podimos comprobar Pierre y yo, eran dos chicos.

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miércoles, 17 de agosto de 2016

Lo que debes saber antes de tener perro

En este post voy a remontarme a un caso cercano, muy cercano, para ilustrar mi opinión. Éramos seis en la familia y tras un par de años investigando, decidimos alquilar nuestro pequeño piso, para poder vivir en una casa más grande pagando solo la diferencia entre alquileres (creo que se me ha entendido más o menos). Con eso de tener jardín y tal, mis tres hermanas y yo insistimos mucho en lo de tener perro. Tanto mi madre como mi padre habían convivido con varios cuando eran más jóvenes y cedieron. De hecho, mi padre estaba bastante entusiasmado. Mi madre tuvo la capacidad de ver el futuro y nos exigió un compromiso de responsabilidad que incluía paseos, limpiar cacas... vamos, lo obvio.

Cuando la traje a casa con la ayuda de un amigo (gracias de nuevo, Pablo) fue un show mediático, hasta que mis hermanas se enteraron de que había venido plagada de garrapatas. No querían ni verla. Al siguiente día fui el que la llevó en brazos al veterinario para desparasitarla. Me dijeron que nunca habían visto a un cachorro con tantas garrapatas. Quizás para los que crían perros la desparasitación es solo un gasto más y no algo necesario para el bienestar del perro.

En fin, la cosa siguió adelante y tras sus vacunas correspondientes, pudo comenzar a salir al parque. Fue entonces cuando se destapó el pastel. Aquí los únicos que currábamos éramos mi padre, mi madre y yo. Y eso que mi madre se había eximido de toda responsabilidad cuando vino Dina (se le acaba cogiendo cariño...). De las cacas ya ni hablo. ¡Qué asco, por favor! ¡un mojón! Reconozco que no es lo más bonito del mundo pero al final las recoges sin pensarlo.

...el caso. Elaboro una lista para aquellos que quieran un amigo perruno y no sepan de qué va la cosa.
Cosas de perros que no todo el mundo parece saber:


1. Un cachorro es un coñazo. Sí, son muy monos y juguetones, solo buscan compañía y cariño, pero son hiperactivos. Romperán cosas, se mearán donde quieran, dejarán regalitos olorosos... hasta los seis u ocho meses, dependiendo de cada perro y raza, cuando notarás una gran mejoría en su comportamiento. Hay que tener paciencia...
2. Perro grande, cacas grandes. Es algo obvio pero no todos lo tienen en cuenta. Ah, si queréis comprar comida barata recomiendo zooplus.es una y mil veces. Recuerdo que dejar los excrementos en la vía pública es ilegal, asqueroso y perjudica a todos los dueños/amantes/amigos de los perros (y a estos mismos), ya que se nos trata duramente por ello.

3. Un perro no solo necesita comida y agua. Es de tontos pensar que un animal tan complejo solo tiene esas dos necesidades básicas. Si quieres un perro sano y feliz debes darle cariño, educación y muy buenos paseos (como recomendación, el senderismo es genial con ellos). Por cierto, comer lo mismo todos los días es aburridísimo, organizadles un festín de vez en cuando (echadle paté al pienso, dadle un hueso, etc.) ... o una galletita al menos...

4. Rutina. Si quieres que no cague ni mee en casa, debes pasearlo tres veces al día a las mismas horas (aproximadamente). Mañana, mediodía y noche. Y a veces no apetece lo más mínimo... pero hay que hacerlo.

5. Gastos. Mantener a un perro no suele ser caro, pero a veces surgen improvistos como que se pierda el collar antiparasitario... se le infecte una herida... no escatimes en gasto, por favor. Primero por el bien de tu mascota, y segundo porque lo barato sale caro. Si quieres ahorrar de verdad, estudia precios y compra por internet, pero no ignores un problema de tu perro.

6. Tener a un perro atado dentro de una finca o un jardín es ilegal, además de muy triste para este.

7. Sí, no solo los humanos sufrimos o sentimos. No hace falta pasar mucho tiempo con un perro o un gato para distinguir sus estados de ánimo, sus emociones y los lazos afectivos que le unen a ciertas personas. No te quieren por la comida. Son menos quejicas que los humanos; no se ponen a chillar o llorar por cualquier razón, así que cuando lo hagan, que sepas que algo les pasa de verdad.

8. Crías. Suena precioso que tu perrita del alma tenga cachorritos, pero piensa un poco a largo plazo. Cuando tengas que deshacerte de ellos, se pasará las noches llorando. Ella y sus crías, aunque estén a kilómetros de distancia. Además, nunca sabes cómo van a tratar a los cachorros los demás.

9. Mutilaciones. Cortar el rabo o las orejas a un perro no deja de ser una mutilación, y les duele "bah... es cartílago... no duele...". Tu oreja también es puro cartílago y te aseguro que si te la rebanan, te duele. Además la ausencia de rabo o el recorte de las orejas les perjudica socializando: son dos de sus instrumentos de comunicación.

10. Abandono. No hay mucho que comentar. Si abandonas a un perro, que tras vivir toda su vida con la comida por delante no es capaz de valerse por sí mismo en la naturaleza, eres un malnacido (o malnacida). Y a quienes ponéis comida con veneno en los parques, me cago en vosotros desde aquí. Hasta que no se lo coma un niño chico no os daréis cuenta de la barbaridad que hacéis.
 

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viernes, 5 de agosto de 2016

Dormir en el coche es una mierda

Si seguís mis vídeos en YouTube habréis visto que en mi último viaje, un colega y yo hemos pasado dos noches en mi coche (un Seat Ibiza de hace 15 años). Vengo a daros un consejo por si se os ocurre hacer lo mismo que yo:

DORMIR EN EL COCHE ES UNA MIERDA

Más que un consejo, es un anticonsejo. No lo hagáis. Hacedme caso porque tengo amplia experiencia en eso de dormir... llevo ya casi veinte años haciéndolo unas 9 horas al día.

He pasado noches en sitios muy diversos: desde un banco frente al Anfiteatro Romano de Mérida, una hamaca entre dos árboles, una tienda de campaña en el desierto de Tabernas o en el suelo de una casa tras una fiesta. Y he dormido mucho mejor que en el coche (de hecho me gusta cada vez más eso de ir de acampada. Lo del banco no fue tan placentero).

Dormir en el coche es altamente incómodo porque aunque reclines el asiento a tope y te eches hacia atrás todo lo que puedas, no tienes la opción de cambiar de postura; solo puedes quedarte recto en el asiento mirando hacia arriba y cagarte en el momento en el que se te ocurrió dormir en el puto coche. Sí, si te acurrucas o tuerces tu cuerpo te duele algo inevitablemente. Creo que he probado todas las posturas posibles: los pies sobre el volante, bajo los pedales, recogidos sobre el propio asiento, cruzados, de lado, estirados, uno fuera por la ventana... la cabeza ladeada, hacia arriba, dentro, fuera, del revés, contra el cristal... uf. Y los brazos, que a veces no sabes ni donde meterlos.
La noche se hace eterna, y de repente, te despiertas pensando que has dormido cinco minutos y es de día. PERO ES QUE ES VERDAD, HAS DORMIDO CINCO MINUTOS.

Fui poco prudente, la verdad. Yo ya había dormido una vez en ese mismo coche y me las apañé más o menos bien. Lo que no tuve en cuenta fueron las circunstancias en las que lo había hecho: tras una fiesta, con unas copillas encima y a las tantas de la mañana. Estaba muy cansado y esa fue la razón por la que dormí sin rechistar. Ahora, me desperté con una fatiga...

En fin, no durmáis en el coche. Es preferible plantar la tienda de campaña junto a él. La montáis cuando se esté yendo el sol y la recogéis por la mañana. No dejáis rastro y listo.
Si alguna vez vuelvo a dormir en un automóvil os aseguro que será en una furgoneta con un colchón enorme o en una caravana, sobre una cama propiamente dicha. Prefiero dormir en el suelo si no.

  
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jueves, 4 de agosto de 2016

Mi primera vez buceando con bombona

Voy a inaugurar una especie de sección en mi blog con esta entrada. Quiero hablar de mi primer contacto con ciertas actividades que se salen de lo común. Veo interesante reflexionar sobre estas y recomendároslas si me han gustado.

Recientemente he estado de viaje en Almería, concretamente en La Isleta del Moro, un pequeño pueblo costero de Níjar ubicado en el Cabo de Gata. Allí el agua es muy transparente y la visibilidad puede alcanzar la veintena de metros. Fuimos un colega y yo con la intención de bautizarnos como buceadores, es decir, hacer buceo con bombona de aire.

Cuando llegamos, reservamos para el día siguiente, y exploramos por nuestra cuenta y a pulmón las calas cercanas. Era impresionante, nos veíamos rodeados de peces constantemente y bajo nosotros teníamos un fondo rico en formas de vida, desde erizos de mar hasta posidonia y estrellas. Esa noche dormimos en el coche, y he de decir que es un suplicio si el coche es pequeño. Ya me gustaría a mí tener una furgoneta y echar un colchón detrás. Sería la gloria.

Estuvimos en el club de buceo con algo de antelación, y nos pusieron un vídeo introductorio, del cuál algunas cosas eran bastante obvias y otras no tantas. Acabado este, nos asignaron trajes y escarpines así un poco a ojo (acertaron) y luego les enseñé el funcionamiento de mi cámara acuática (GoPro) para que nos grabasen bajo el agua.

Una vez en el agua y con el equipo casi entero puesto, me dijeron que escupiese en las gafas. Yo que me había gastado dinero en un spray antivaho para las mías y allí lo solucionaban con un simple gapo...

En fin, nos metimos bajo el agua y respiré varias veces con el regulador. Tras mil y una 'inmersiones' con gafas y tubo se me hizo raro no tener que subir a la superficie. El aire venía de la bombona un poco frío y con fuerza, pero me acostumbré rápido. El instructor se puso bajo mía y empezó a bajarme lentamente soltando aire de la chaqueta (hay dos botones en la chaqueta para regular el aire que alberga y con eso controlar la flotabilidad). Nos habían enseñado a compensar los tímpanos tragando saliva o intentando expulsar aire por la nariz teniendo esta tapada. Íbamos tan lento que apenas me hizo falta.

Cuando ya estábamos a unos metros bajo la superficie (tres o cuatro, supongo), se puso detrás mía y me agarró por la bombona. Yo que pensaba que me iba a soltar por fin... Y, a unos metros de Facu (mi colega) y su instructor, comenzamos una ruta entre las rocas y una serie de anclas hundidas que había cerca. 

La sensación de no tener que subir a respirar era maravillosa. No me molestaron en absoluto los oídos y me manejé bien. Lo que no me gustó fue que el instructor no me soltara en ningún momento. Joder, que no me iba a volar con el viento. Supongo que al ser un bautizo sería el protocolo, pero eché de menos libertad en mis movimientos y terminar de relajarme (para relajarme necesito un poco de espacio personal e independencia).

Pero bueno, ya me he hecho una idea de lo que es el buceo y voy a inaugurar una hucha para sacarme el curso Open Water Diver, seguramente en el mismo sitio. Así podré bucear por mi cuenta e iré adquiriendo equipo poco a poco, según me permitan mis ahorros (mientras tanto alquilaré lo que me falte).

Lo peor del bautismo, el precio. Fueron 70 euros. Sé que hay otros sitios de Andalucía que son más baratos, como Cádiz, pero en el Cabo de Gata realmente te están cobrando por el agua y la riqueza submarina (lo que a mi parecer merece la pena).

Facu alante y yo atrás.

¿Recomendable? Una y mil veces.

Podéis ver los vídeos del viaje por aquí:


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viernes, 1 de julio de 2016

Cuando la locura y la genialidad van de la mano

Vuelvo a retomar el tema del cicloturismo para un post. Esta vez no me centro en mis experiencias sino en las de un cicloviajero que, sin duda, os llamará la atención. Sigo a much@s en distintas redes sociales, pero es el atuendo y la concepción del viaje lo que hacen a este especial. Os presento...

Tras los pasos del Quijote
“Y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro”

Me llamo Jose y soy diseñador gráfico. Hace cosa de tres años empecé a leerme el Quijote (“si es la principal obra de la literatura española por algo será” pensé) y me encantó, tanto, que durante mis vacaciones me fui con la bicicleta y la tienda de campaña a recorrer la Ruta del Quijote, la cual, atraviesa las principales localizaciones del libro por caminos de tierra.
Aquella experiencia me marcó y ahora, dos años después, me dispongo a hacer lo mismo, pero esta vez quiero hacerlo de la manera más auténtica posible. ¿Cómo? Vestido de don Quijote, con armadura, yelmo, lanza y espada. Quiero revivir los sufrimientos y satisfacciones del caballero de la triste figura, la sensación de aventura de la andante caballería, luchar contra desaforados gigantes, desfacer entuertos y agravios… para finalmente reencontrarme con mi amada Ducinea.
¿Me acompañan vuestras mercedes?
Pues este es Jose, creo que ha sido una buena presentación [fuente: su blog]. Y... ¿por qué estoy escribiendo sobre esto? Porque soy un gran defensor de la teoría de que las ideas más locas son las que generan mejores experiencias, y por lo tanto mejores historias. ¿Recordáis ese momento de Piratas del Caribe y la Maldición de la Perla Negra?

- No sé si esto es una locura o una genialidad. + Es sorprendente lo a menudo que coinciden esos dos conceptos.

Volvamos con Jose. Tras construir él mismo todo el atuendo, incluyendo yelmo, alforjas de esparto, escudo y lanza entre otros (fotos abajo), embarcó en su aventura por tierras manchegas, siguiendo los pasos de Alonso Quijano y Sancho Panza.

Podéis investigar sobre esta ruta aquí. Y en este enlace tenéis la ruta de wikiloc. Entiendo que la dificultad es bastante asumible y puede segmentarse el trayecto en varias etapas sin prisa. Dicen que lo suyo es ir leyendo el libro durante la ruta para terminar las dos cosas a la vez, e ir recordando las escenas según te vas encontrando con las localizaciones. Si estáis interesados en hacer esta ruta, ¡adelante! Yo ya la tengo como proyecto pendiente. Os aseguro que alguna vez caerá.

Una foto publicada por Tras los pasos del Quijote (@traslospasosdelquijote) el


Y... llega el gran día, ¡la aventura comienza! Es ese momento en el que no tienes ni idea de que estás haciendo pero te sientes muy bien. Id leyendo las descripciones de las fotos, son citas; muy buenas, por cierto.



Entre tienda y techo, nuestro caballero andante se las apaña. Buena y económica combinación.



¡Las comidas fuertes son la clave! Si estás viajando en bici, lo suyo es comer antes de tener hambre.



Aquí abajo, siendo nombrado caballero andante, tal y como sucedió en el libro.



¿Qué pensáis de todo esto? ¿No es genial?
Os dejo los links para ver el trabajo de Jose: Facebook, Instagram.

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jueves, 16 de junio de 2016

Acampando en el sur de Portugal con Dina

Para mí acampar es una de las mejores maneras de fundirme con la naturaleza. Mi último post trataba sobre el equipaje que suelo llevarme en estas ocasiones. Ahora sin embargo, voy a relataros mi último viaje, sin entrar en detalle sobre el equipo.

Éramos cuatro: dos colegas -Camilo y Facu-, Dina -una pastora alemana de 11 meses- y yo. Ellos dos y unas amigas mías ya habíamos viajado juntos al Desierto de Tabernas, en Almería, así que sabíamos que íbamos a apañárnoslas bien [clic aquí para leer el post].

Volvamos a lo que venía a decir. Partimos desde Sevilla tras conseguir arrancar el coche con la ayuda de un mecánico. Estaba seco de gasolina y al intentar encendero sin saberlo le entró aire.

Tras el percance, nuestra primera parada fue en Islantilla, donde nos dimos el primer baño del verano. Los cuatro.

Dina(saurio), jugando con la pelota en el agua.

Ya fresquitos y con las fuerzas renovadas, cruzamos la frontera y no nos detuvimos hasta llegar a Olhão. Allí buscamos un Continente (hipermercado), donde comprar comida. Al ser el primer día, teníamos aún el presupuesto intacto y dejamos de lado el verbo cocinar. Allí, el 'frango' (pollo) está rico y está bien de precio. Lo venden cocinado y troceado en bandejas, todavía caliente, por lo que comimos los cuatro bastante bien (Dina no dejó ni la salsa). Además de patatas fritas, 'petisuis' y otras guarrerías, compramos arroz que tuvo un final trágico. Luego viene esa parte.

Facu, comiendo como un cerdo.

Aparcamos el coche cerca del puerto de Olhão, inflamos una piragua que traíamos y comenzamos a remar rumbo a Culatra. Una playa que forma parte de la Isla de Armona, si no me equivoco. En cada sitio leo una cosa diferente.
El caso es que pensábamos acampar allí, llevábamos todo el equipo a bordo y usamos la estrategia de, en lugar de rodear las pequeñas islas a nuestro paso (infinitamente más largas que anchas), decidimos cruzarlas a pie, con la barca en brazos.

Si podíamos, íbamos por la orilla. No valoramos el esfuerzo que iba a suponer.

Tardamos unas... ¿tres horas? No estoy seguro. Llegamos allí con muchas cosas mojadas. En lo que coincidíamos los tres era en que nuestros sacos estaban empapados. Nos planteamos hacer una hoguera pero finalmente abandonamos la idea. Gracias a la técnica de abajo, al menos el saco de dormir de Facu se secó en poco tiempo, y fue lo que usamos de manta los tres.

Camilo tendiendo ropa a secar en la canoa.

Al poco de oscurecer completamente, pasaron dos personas por la orilla y Dina comenzó a perseguirlos ladrando, a un par de metros de distancia. Tuve que ir a por ella.
Contra todo pronóstico, dormimos bastante bien. Nos despertamos por la mañana, nos bañamos, recolectamos una buena cantidad de coquinas y ese fue nuestro desayuno.


Cuando nos volvimos a montar en la canoa, esta vez sin equipaje y para dar un paseo, encontramos el arroz ya mencionado en el fondo de la barca y lleno de agua.


Sin prisa, volvimos a Olhão en ferry (tras un paseo de 20 minutos con la barca a cuestas). Nos obligaron a ponerle un bozal a dina. Como nunca lo he necesitado y no lo tengo por tanto, tuve que apañar uno con la cinta que se ata la esterilla. Nada más que entró en el barco y pasó el 'control' se lo quité. Le molestaba, y yo estaba seguro de que no iba a morder a nadie.

Tras volver a comer frango (se nos iba de las manos), decidimos donde pasar la segunda noche. Queríamos ir más allá del Cabo de San Vicente y vimos la zona de Bordeira como una buena opción. Acabamos en la playa de Amado, un paraíso surfista lleno de caravanas.

Con todo el equipo, bajando a la playa.

La temperatura había cambiado y el viento era bastante fuerte. Aun así, la playa era impresionante. Llegamos a la hora mágica para los fotógrafos. Apreciad la luz de la fotografía de arriba y la de abajo.

Facu, jugando con Dina.





Cocinamos dentro de la tienda para evitar el viento y no congelarnos.

Nos despertamos con una imagen más que curiosa proyectada en la puerta de la tienda.

Dina, la guardiana.

Ese día nos levantamos con ganas de hacer surf, a pesar de que no teníamos mucha idea. Para ahorrar unos euros cada uno, decidimos alquilar tres trajes pero solo dos tablas, así nos iríamos turnando. Nos prestaron una 'baca' para llevar las tablas y enfilamos al agua.

PEEEEERO, resulta que el agua estaba TAN fría, que duramos bastante poco dentro. Nos fuimos al sol a calentarnos como tortugas de sangre fría.


Conseguí grabar alguna toma de estos dos, ellos con las tablas, yo con mi snorkel y mi GoPro 1 (sí, la primera de todas).

Yo, con el snorkel nuevecito.
Camilo sobre la tabla.

Lo cierto es que no conseguimos hacer gran cosa ninguno de los tres sobre la tabla. Las olas no eran muy grandes y la marea tiraba mucho hacia dentro. Para autoconvencernos a nosotros de que no lo hacíamos tan mal, vimos que había muy pocas personas que se ponían de pie, y era en una zona bastante concreta.

Explorando.

Tras recorrer la playa para entrar en calor, volvimos al coche, nos quitamos los trajes y nos fuimos a buscar nuestro tercer lugar de acampada.

Aprovecho para meter foto sexy.

Como era la última noche, decidimos optar por un camping, donde disfrutar de una ducha calentita (que al final solo se dio Camilo) y bebernos algo antes de dormir. Fuimos al Camping Alvor, cerca de Ferragudo. 25 euros entre los cuatro con una sola tienda de campaña.


Allí conocimos a esta pareja donde compartimos risas y anécdotas. El plato de la izquierda se lo trajo una camarera a Dina. ¡Huesos! Ah, y la foto está MUY mal encuadrada, lo sé. No es mi culpa.
Era curioso porque cada uno de nosotros es de un país diferente:
Camilo, de Colombia.
Facu, de Paraguay.
Él (no nos dijo su nombre en realidad) de Portugal.
Ella de Angola.
Y yo de España.
[un mix cultural]


La última mañana desayunamos un revuelto de seis huevos, quinoa y atún.
Nos bañamos en la piscina varias veces aunque yo me tuve que salir pronto porque Dina, que se tuvo que quedar fuera atada, lloraba.


Antes de volver a Sevilla, queríamos pasar por un lugar que nos había recomendado la pareja de ayer: Pego do Inferno, cerca de Tavira. Tardamos la vida misma en encontrarlo pero mereció la pena. Aquí ya no pongo foto, ¡si queréis saber lo que es vais a tener que veros los vídeos en mi canal!


¡Hasta el próximo viaje!

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miércoles, 15 de junio de 2016

Mi equipaje de acampada

He vuelto hace unos días de un viaje a Portugal con dos colegas y Dina, una pastora alemana. En este post, ofrezco una lista del equipaje y los utensilios que suelo utilizar en un viaje de este tipo, con la intención de que os sirva para preparar vuestra mochila. Fueron cuatro días y tres noches acampando; si vuestro viaje es más corto, podéis deshaceros de gran parte de la comida.


Ropa:
Para clima templado-cálido pero con la posibilidad de viento fuerte.

Ato el saco de dormir con una correa de mi perra, lo que tenía a mano.

* Tres camisetas
* Un bañador
* Ropa interior (tres calzoncillos + tres pares de calcetines y la puesta)
* Pantalón 'pirata'
* Jersey
* Sombrero
* Toalla
* Saco de dormir

Que el sol apriete de día no significa que no haga frío de noche.
Y el pantalón. Los bolsillos son muy útiles.

Comida:
Lo cierto es que me sobró bastante comida, no porque calculase mal, sino porque acabamos comiendo 'frango' (pollo en portugués) a menudo. Se compraba ya cocinado y estaba riquísimo. La comida que llevo es fácil de cocinar y barata, pero a veces la pereza te invade.


* Quinoa
* Arroz
* Beans (judías con tomate al estilo inglés) x2
* Atún en aceite de oliva, útil para cocinar de todo (6 latas)
* Espaguetis y macarrones (como mucho)
* Condimentos: azúcar, sal gorda y ajo (me encanta). Lo ideal es llevarlos en botecitos pequeños.

Utensilios:
* Hornillo portátil
* Cuchara y tenedor
* Navaja x2 (mis colegas no llevaban)
* Mechero
* Vaso/taza (con uno de los dos está bien, pero la taza es cómoda para colgarla fuera de la mochila)
* Olla + sartén/plato/tapadera (un kit muy práctico de Decathlon)
* Bridas (te salvan la vida en más de una ocasión y sirven para arreglar muchísimas cosas)

Metiendo unas cosas dentro de otras se ahorra mucho espacio.
El mechero se estropeó con la arena y tuvimos que comprar otro.

Tienda de campaña:
Le compré dos a una vecina por 15 euros. Se mudaba y no tenía sitio para llevarse todo el contenido de su trastero. Una ganga. Nos llevamos la grande y allí dormimos los tres. Dina (mi perra) durmió fuera e hizo de guardiana todo el tiempo. La esterilla es importante para evitar que se te claven en la espalda piedrecitas y que el frío del suelo se transmita a tu cuerpo.

La funda verde contiene las varillas.

Extras:
Cosas sin las que se puede vivir pero que me gusta llevar.

Snorkel: merece la pena cargarlo.

Y mi equipo de grabación para viajes. Gracias a este grabo los vídeos que podéis ver en mi canal de YouTube.

Una foto publicada por Jaime (@_yeims) el

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