jueves, 8 de septiembre de 2016

Mi primera vez haciendo autostop

Buenas, amig@s. La vida se basa en experiencias y por eso estoy aquí de nuevo, con el segundo post en la línea de primeros contactos. Empecé con mi primera vez buceando con bombona. Ahora hablo del autostop. Para los que no sepáis lo que es, básicamente se trata de conseguir transporte gratuito en la misma carretera. Buscas un buen sitio e indicas hacia donde te diriges con un cartelito, o simplemente levantas el pulgar hacia arriba, como un like en facebook.

Dado mi escaso presupuesto en mi último viaje por Francia, decidí que el autostop sería uno de los medios de transporte a utilizar, además de la aplicación 'Blablacar' y trenes en caso de emergencia o catástrofe (que las hubo...).

Llegué a Nantes en avión, y, tras pasar una noche en el albergue de la juventud, me levanté con la intención de hacer autostop por primera vez en mi vida. Mi primera vez iba a ser bastante ambiciosa. Quería cubrir los 400 kilómetros que separan a París de Nantes. Y lo conseguí, en apenas 5 horas.

Me levanté sobre las 9 de la mañana, y tras aprovechar a tope el desayuno del albergue, terminé de organizar mi mochila y seguí las indicaciones de mi móvil para llegar andando a París. De esa manera me llevaría a un buen punto en el que plantar mi mochila y mi cartelito. Una vez allí no tuve que esperar más de cinco minutos. Me recogió una chica que me adelantó 10 km y me dejó en medio de la autopista (lo que más tarde confirmé que era ilegal). Aun así, los coches tenían mucho espacio para echarse a un lado y en menos cinco-diez minutos paró otro coche. Spund, si no me equivoco en la escritura, me llevó hasta Angers, unos 100km, y además me obligó a meter en mi mochila un cruasán de chocolate y una lata de Lipton fresquita (como el Nestea). Le recordaré toda mi vida.

Ahora vino lo duro. Tuve que esperar unos 40 minutos en Angers para que me recogiera una pareja de franceses con un perrete muy simpático. Con ellos recorrí unos 20 kilómetros y me dejaron en un pueblo, tras decirme cuál creían que era el mejor sitio para colocarme. Ambos habían viajado mucho haciendo autostop.

Y... de nuevo en menos de diez minutos otro coche paró. Un hombre gordo asomó la cabeza y me despejó el asiento para que me sentase. Quitó varios manojos de llaves, un mapa y una navaja con una hoja de 10 centímetros. Plegó y guardó la navaja en la guantera y... me monté en el coche. Con él cubrí 300 km y llegué directamente a las afueras de París. Era un tipo curioso, al menos: francés, fan de Vladimir Putin, antiamericano, antimusulmán y ateo profundo. También era taurino y me callé sobre ese y muchos temas porque no sabía como defender mi postura en francés, además de porque me estaba llevando en su coche gratis y no quería que me soltara en un descampado por ser antitaurino y darle la bienvenida a los refugiados...

Ventajas del autostop:
Es gratis y además a veces te invitan a comer. Me monté en siete coches diferentes en este viaje y dos veces me invitaron a comer algo. La primera vez el desayuno como os dije y la segunda a ostras. Sí, ostras. Iba yo con Pierre, un aventurero quebequiense de mi edad que había iniciado una especie de vuelta al mundo de un año antes de entrar en la universidad. Conoces gente muy curiosa con eso del autostop... Os dejo su canal de YouTube por si os mola: Y ALLER SIMPLE.

Pierre y yo en Pontorson (cerca del Mont Saint Michel).

Inconvenientes:
No sabes cuánto vas a tardar en llegar a ningún sitio y si pillas un día malo puedes morirte de la pena. Me pasó intentando salir de París y me deprimí un poco. Perdí un día entero y acabé en un tren. Creo que el autostop debería ser el as en la manga del viajero con poco presupuesto. Hay momentos en el que es perfecto como medio de transporte (distancias cortas, entre un pueblo y otro, carreteras locales...) o si no tienes ninguna prisa también es genial, pero en otras ocasiones puede ser un poco rollo.

Consejos:
Según tengo entendido la combinación ideal es una chica y un chico juntos haciendo autostop. Una pareja inspira bastante confianza. Lleva ropa clara y sonríe mientras levantas el dedo. Evita usar gafas de sol, gorras... Que te vean. Y la peor combinación, según podimos comprobar Pierre y yo, eran dos chicos.

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