<-- capítulo previo
Qué cosa esa de la constancia. Volver a la vida rutinaria a veces hace dejar de lado a las cosas que nos llenan de verdad. Voy a leer por donde iba porque ni siquiera me acuerdo.
Hmm... Ya me encuentro. A partir de ahora voy a intentar ilustraros con el mayor número de fotos posibles.
Valdesalor, fin del cuarto día.
Volví a entrar en el albergue y saqué el cargador solar de su bolsillo en el manillar para usarlo de linterna. La encendí y fui poniendo todo un poco en orden cuidando de no despertar al francés.
Me subí en la litera ya que nunca me ha gustado dormir abajo con un colchón a medio metro sobre mi cabeza. Dormí sin sábanas, ni saco de dormir ni esterilla, y hasta que no concilié el sueño, la litera no dejó de crujir ni rechinar.